El 2023 es un año que exigirá aún más esfuerzos para superar las dificultades y obstáculos
que se vienen generando desde la pandemia. En el sector constructor, al igual que sucede
con los deportistas y equipos cuando están cercanos a lograr su meta, nos es necesario
redoblar esfuerzos por lograr cumplir con el sueño de los colombianos de tener vivienda
propia.
No se trata de una carrera en la que se deba acelerar para lograr más ventas o construir en
un menor tiempo. Es construir un camino en el que se siga cultivando y cosechando la
satisfacción de los clientes y colaboradores que depositan su confianza en nosotros los
constructores.
Durante 38 años en Ingeurbe hemos aprendido que al cliente no solo se le vende, sino que
se le debe acompañar y asesorar. Humanizar más la relación nos permitirá alcanzar la
satisfacción del deber cumplido y brindar felicidad a las familias que encontraron en
nuestros proyectos la oportunidad de tener casa propia.
Más que cumplir con la venta y construcción de más unidades de vivienda, los nuevos retos
deben enfocarse en la atención de nuestros procesos –tanto internos como externos– para
seguir mejorando la experiencia del cliente. Además de esforzarnos por construir las
mejores viviendas, hay que trabajar por ser más humanos, cálidos y cercanos con nuestros
compradores y colaboradores.
Los colombianos, además de depositar sus ahorros y sueños en nosotros, nos abren las
puertas de sus familias. Una oportunidad única de construir relaciones y lazos más fuertes,
por lo que debemos afinar los procesos, tomar con calma las afugias del contexto actual y
ser más prudentes a la hora de ayudarlos a tomar decisiones trascendentales para sus vidas.
Ese es el camino que debemos trazarnos en 2023 para seguir recogiendo la cosecha de casi
cuatro décadas de trabajo, en el que no solo hemos cultivado gratas experiencias, sino que
seguimos sembrando semillas que nos permitan seguir llevando satisfacción a los hogares
colombianos en los años venideros.